Era temprano en la mañana cuando Miguel descubrió que su apartamento en Brooklyn estaba rodeado por hombres que portaban chalecos que decían “POLICE.”
Se había negado a abrir la puerta cuando tocaron. Uno de los hombres lo llamó al teléfono móvil a decirle que habían sido enviados por su agente de libertad condicional. La voz al otro lado de la línea le hablaba con calma, pidiéndole que saliera.
“Somos la policía del departamento de libertad condicional,” dijo el hombre, según Miguel*. “Tenemos unos papeles aquí que usted tiene que salir a firmar, y después puede volver a entrar y nosotros nos vamos. Solamente queremos verificar que vive aquí.”
Algo no sonaba bien. Miguel se había encontrado con su agente de libertad condicional el día anterior, y ella no había mencionado ningún trámite pendiente ni que iba a mandar a alguien a su apartamento.
Miguel frunció el ceño al recordar este incidente un reciente sábado por la tarde, parado en el pavimento quebrado afuera de su edificio. Recordó decirle al hombre que lo llamó, “estuve allá ayer, y ella no me dijo que alguien vendría.” El hombre le insistió que, dada la dificultad de Miguel con el inglés, seguramente no le había entendido correctamente a su agente.
Al final, nunca abrió la puerta, y después de colgar la llamada, vio por la ventana que los hombres se subieron a unas camionetas y se fueron. La mujer que le arrienda a Miguel su cuarto después le dijo que había notado una palabra adicional escrita en los chalecos: “ICE.”
Según abogados y activistas, oficiales de campo de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas han fingido durante años ser miembros de agencias locales de policía en sus intentos de detener a inmigrantes, una práctica conocida internamente como “ardides.”
En la medida en que los oficiales municipales y estatales han reducido su cooperación con ICE, parcialmente en respuesta a sus tácticas cada vez más agresivas bajo la administración de Trump, los agentes han estado recurriendo regularmente a trampas que van mucho más allá de simplemente identificarse como “policías.”
La táctica le resuelve a ICE el problema de acceso. “ICE es una agencia de cumplimiento de la ley, y están restringidos por las mismas limitaciones constitucionales que cualquier otra agencia de cumplimiento de ley,” afirma Ghita Schwarz, abogada principal del Centro de Derechos Constitucionales.
Nancy Morawetz, profesora de leyes clínicas y experta en inmigración de la Facultad de Derecho en la Universidad de Nueva York, afirmó que mientras la jurisprudencia existente permite el uso de ardides por agentes federales, no está claro que sea permitido que agentes federales se representen como oficiales locales. “Lo que ICE está haciendo es decir ‘es todo lo mismo. Si las agencias encargadas del cumplimiento de leyes pueden usar ardides, entonces cualquier ardid es una opción,’” dijo. “Me parece que se podría hacer un argumento fuerte de que es hacerse pasar por un policía,” lo cual es un delito grave en Nueva York.
Las protecciones de la cuarta enmienda de la Constitución significan que aún si los agentes saben donde vive un blanco de sus operaciones, no están autorizados a entrar sin una orden judicial o el consentimiento del ocupante. Hacerse pasar por policías locales es una manera de crear ese consentimiento. “El uso de ardides es una manera de evadir las protecciones constitucionales y entrar al hogar,” dijo Genia Blaser, abogada principal del Proyecto para la Defensa del Inmigrante, el cual hace un seguimiento del tema.
Según Blaser, la mayoría de los casos que registra su organización tienen patrones similares: los agentes llaman a su blanco a un número telefónico personal, llegan directamente a sus puertas, o ambas cosas, y dicen ser oficiales locales de algún tipo investigando un crimen, ejecutando una orden judicial, o respondiendo a un accidente.
Así le ocurrió a Aida, una refugiada de Senegal. Escuchó golpes fuertes en su puerta; la abrió y se encontró cara a cara con un oficial no identificado. Ella sabía que eran policías – llevaban insignias y armas – “pero no sabía qué tipo de policías eran,” recordó recientemente desde el sofá en su apartamento en Brooklyn, mientras su hijo joven veía televisión.
El oficial le preguntó si tenía un hijo que trabajaba en un supermercado. Cuando ella dijo que no, él le dijo que la identidad de su hijo mayor había sido robada y estaba siendo usada en un supermercado, y tenía que conversar directamente con el hijo, Omar. “Cuando lo miré a la cara, estaba actuando un poco raro, y cerré mi puerta,” dijo Aida.
Minutos después, los agentes llamaron a Omar a su móvil, y le dijeron lo mismo. Para cuando salió hacia el trabajo, los agentes se habían ido a la casa de su esposa, donde hablaron con su suegra. A ella le dijeron que tenían una orden de arresto contra él, pero se negaron a decirle por qué cuando ella les preguntó. “Me dijeron que él había hecho algo terrible,” dijo la suegra. “Me preguntaban si mi hija sabía qué tipo de persona él era, con qué clase de persona ella estaba saliendo.”
Eventualmente, los agentes convencieron a Omar que saliese de su trabajo a encontrarse con ellos en frente del apartamento de su madre. Llamó a Aida y le aseguró que simplemente quería resolver lo que estuviese ocurriendo con su identidad robada. “Ni siquiera pensó en la inmigración. El pensaba que se iba con la policía local,” dijo Aida. Tras varias horas, Omar por fin la volvió a contactar. Estaba en 26 Federal Plaza, donde se lo habían llevado los agentes de ICE para ser procesado antes de acabar en un centro de detención en Nueva Jersey.
Materiales de entrenamiento internos, publicados por la agencia en respuesta a peticiones bajo el Acta de Libertad de Información, contienen referencias al uso de ardides. Una copia del 2010 del Manual de Operaciones para Fugitivos las llama “una táctica diseñada para controlar el tiempo y el lugar de un encuentro en cumplimiento de la ley” que resulta en “aumento de la seguridad para los oficiales y el público al reducir la oportunidad de huida del blanco.” Este manual y los memorándums en los que está basado estipulan que “una ardid involucrando el hacerse pasar por un empleado federal, estatal, local o del sector privado depende del permiso del empleador propuesto.” No está claro si ésta sigue siendo la política de ICE, pero no parece que este permiso se haya pedido en Nueva York.
Candace Sandy, una portavoz del Departamento de Libertad Condicional de Nueva York, dijo en un email que “hacerse pasar por un oficial de libertad condicional en Nueva York sería un tema de preocupación crítica para esta agencia. No sabemos, ni hemos recibido reportes, de que esta actividad este ocurriendo.” En una conversación telefónica, Dalvanie Powell, presidenta de la Asociación de Oficiales de Libertad Condicional Unidos, dijo que no había oído de ICE haciéndose pasar por sus oficiales. “Sin duda me preocupa,” dijo. “No sé por qué alguien iría a esos extremos, y me perturba.”
Respondiendo a preguntas, Emilio Dabul, portavoz de ICE, negó que la agencia usase la táctica. “Los oficiales de deportación no se identifican como miembros de ninguna otra agencia. Los oficiales de deportación pueden usar el universalmente reconocido término ‘POLICE’ cuando entran en contacto con alguien durante operaciones de campo,” escribió en un email.
Los líderes de la NYPD, incluyendo al Comisario James O’Neill, han mantenido que no cooperarán con ICE con el objetivo de mantener la capacidad y confianza del público para reportar crímenes. En febrero, el director de temas legislativos, Oleg Chernyavsky, le dijo al Consejo de la Ciudad que “es importante que las víctimas de crímenes , sin consideración a su estado migratorio, confíen y puedan presentarse e informar a su policía.”
Sin embargo, los activistas dicen que los inmigrantes, al sentir que las distinciones entre quién es policía local y quién es ICE se van borrando, no van a querer cooperar con ningún oficial. “La gente aún respeta a la policía, y aún quieren ayudar, pero cuando se comienza a saber que los [agentes de ICE] se están identificando incorrectamente, no tenemos más remedio que decirle a la gente que jamás abran la puerta, por ningún motivo,” dijo Ravi Ragbir, el director ejecutivo de la Coalición del Nuevo Santuario NYC. “Si la NYPD quiere mantener seguro ese espacio, tendrán que trabajar con nosotros, e involucrarse en el proceso.”
En últimas, Morawetz, la profesora de derecho de NYU, cree que serán los gobiernos y agencias locales y estatales que tendrán que combatir la práctica. “Me parece que si las agencias locales de cumplimiento de las leyes protestan ante el [Departamento de Seguridad Nacional], conseguirían resultados,” dijo. Ni el Departamento de Policía de Nueva York ni su más grande sindicato de trabajadores, la Asociación Benevolente de Patrulleros, respondieron a solicitudes para comentar.
“Las tácticas de tierra arrasada que [ICE] usa contra nuestros vecinos inmigrantes quebrantan la seguridad pública, y estos detestables ejemplos de su conducta inconstitucional difunden temor en nuestras comunidades,” dijo el Gobernador Andrew Cuomo en un comunicado a Documented. “Insto a todos los residentes a comunicarse con nosotros si creen que ICE ha violado sus derechos constitucionales y a reportar todos estos incidentes al estado.” La administración estatal no abordó la pregunta de qué acciones específicas planeaba en respuesta, más allá de las amenazas legales que el gobernador incluyó en una carta que le mandó al director de ICE, Thomas Homan, en abril.
Rosemary Boeglin, portavoz de la Oficina de Asuntos de Inmigración de la alcaldía, dijo en un email “estamos profundamente preocupados por estos reportes y estamos activamente monitoreando los alegatos. Cualquier residente, sin importar su estado migratorio, con temores o información sobre identificación falsa de oficiales municipales debería contactar al Departamento de Libertad Condicional o la NYPD. Su llamada será confidencial.” La alcaldía se negó a responder más preguntas sobre si se había comunicado directamente con la NYPD o ICE sobre la práctica.
Schwarz, la abogada de CCR, comentó que ya hay precedentes de cortes federales argumentando que agentes federales violaron las protecciones de la cuarta enmienda con el uso de ardides.
En la primavera, una madre de tres hijos fue detenida en su apartamento en Brooklyn cuando agentes de ICE abrieron su puerta a la fuerza después de su marido haberla abierto un poco. Inicialmente, se identificaron como “detectives.”
“Me mostró una foto de una mujer muy morena, y me preguntó si sabía quién era. Yo le dije que no,” el marido, Francisco*, le dijo a Documented. Una vez adentro, cambiaron la foto de la mujer desconocida por una de su esposa. Los abogados han afirmado que los agentes que fingen ser policías buscando a una persona que no vive en el hogar es un truco común, y el uso de fotos de señuelo es típico.
El abogado de la familia dijo que presentarán una acción legal pidiendo supresión de evidencia ante el juez migratorio, alegando que el arresto fue ilegal y los agentes obtuvieron entrada al apartamento de una manera indebida.
“Lo que más he visto a lo largo de los años es el truco con la foto, sugiriendo que otra persona ha cometido un crimen,” dijo Sarah Deri Oshiro, directora general de la práctica de inmigración de los Defensores del Bronx. A veces, los agentes incluso dicen estar buscando una person que ha cometido un crimen en contra de un miembro de la familia, y se presentan como policías que solamente quieren ayudar. “Te dan el tipo de información que, en retrospectiva, no tiene ningún sentido, pero si te están diciendo que hay algún crimen involucrando a un conocido tuyo, vas a reaccionar con emoción,” dijo Oshiro.
En un caso como el de Omar, la cuestión de la cuarta enmienda se complica, ya que los agentes no entraron a su hogar sino que lo convencieron a encontrarse con ellos por fuera. La táctica de llamar a blancos por teléfono y convencerlos de encontrarse en otro lugar, incluyendo por fuera de estaciones de la NYPD actuales, con la mentira de estar investigando crímenes locales inventados ha sido descrita a Documented por separado por múltiples abogados.
Schwarz dijo que los factores que las cortes consideran cuando están determinando si hubo consentimiento incluyen si los agentes inventaron un peligro inminente, como un accidente de tránsito, o amenazan con acciones legales que no están realmente habilitados para imponer.
En el caso de Miguel, los agentes amenazaron que el incumplimiento a sus demandas tendría un efecto sobre su libertad condicional. “Si no sales, será peor para ti,” recuerda que dijeron. “Y la próxima vez que vayas [a la oficina de libertad condicional], ahí es cuando te vamos a arrestar. Va a ser peor.”
* Los nombres han sido cambiados para la protección de las fuentes