Guadalupe, 40, emigró desde México hace 19 años y dice que siempre tuvo los recursos suficientes para sobrevivir en los Estados Unidos. Pero, después de perder su empleo como limpiadora de casa en el mes de abril del 2020, comenzó a viajar cada semana a recoger la comida gratis repartida por la iglesia Cristiana Luz del Mundo, cerca de su hogar en Brooklyn.
Asegura que dependía de los cereales, frutas y huevos que recogía en la iglesia para que sus hijos, de 2 y 17 años, tuvieran algo que comer. Pero, en octubre del 2021, la iglesia descontinuó la distribución de alimentos. Desde entonces, Guadalupe dice que se le ha hecho difícil encontrar lugares cercanos para recoger comida gratuita.
Cómo Guadalupe, varios neoyorquinos– especialmente ancianos e inmigrantes de bajos recursos– han dependido de despensas de alimentos desde que estalló la pandemia. Pero una combinación de falta de recursos, incrementos en el precio de productos y la escasez de voluntarios, han causado el cierre de estos establecimientos alrededor de la ciudad. Debido a esto, quienes dependían de estos servicios se vieron forzados a buscar otras fuentes de comida gratis, incrementado la demanda en las otras despensas que siguen abiertas.
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Las despensas de comida que han cerrado funcionaban con donaciones de organizaciones locales o residentes de la área. Estos lugares no están incluidos en la lista de despensas y comedores comunitarios que reciben fondos del Programa de Emergencia Alimentaria de Comida (EFAP por sus siglas en Inglés)– un programa municipal que ofrece ayuda financiera para los costos de operación de estos establecimientos.
Catie Fireman, una organizadora de la Despensa de Alimentos en Astoria que ha operado por dos años con donaciones y subsidios de organizaciones locales, reconoce que nuevas personas han llegado a recibir comida, indicando que que las despensas que ellos frecuentaban habían cerrado o que no tenían suficientes porciones de alimentos.
“Nosotros damos de 200 a 250 bolsas de comida los lunes. En los últimos dos meses hemos visto que las porciones se terminan una hora más temprano. Nosotros abrimos a las 8, y usualmente entregamos hasta las 11 o 12. Ahora, terminamos como a las 10 u 11”, asegura.
Similarmente, la despensa popular UA3, que está localizada en Chinatown, ha visto un incremento en el número de personas que atienden la despensa. El director ejecutivo, Chi Loek, dijo que la demanda por alimentos en UA3 “incrementó un 10% en los últimos dos meses”. El número de residentes que usan la despensa aumentó de 2000 a 2200 entre enero y marzo de este año.
Cierre de despensas que funcionaban durante la pandemia
UA3 concuerdan con que la demanda ha incrementado debido al cierre de otros sitios de distribución de comida, lo que se suma a otros factores: “La inflación subió los precios de los alimentos y las regulaciones gubernamentales impiden que muchos inmigrantes obtengan programas de ayuda como SNAP”, agregó Loek.
La demanda también se refleja en el número de llamadas pidiendo información sobre lugares de despensas hechas al 311. Según los datos de la ciudad, las llamadas hechas en los primeros tres meses del 2022 han doblado en comparación al año pasado.
Es tanta la demanda, que el Consejo de planificación chino-estadounidense Servicios comunitarios de Brooklyn (CPC por sus siglas en Inglés) tuvo un evento en Sunset Park donde 500 personas asistieron. Pero, CPC sólo tenía 300 porciones de comida disponible.
Steve Mei, director de los servicios de comunicación de CPC, organización que tiene una despensa de alimentos donde atienden a más de 800 cada mes, cree que la inseguridad alimentaria se mantiene aún cuando lo peor de la pandemia ya haya pasado “Muchos no han regresado a trabajar, y existe todavía una diferencia grande entre el ingreso y el costo de sobrevivir”.
Según un reporte del Centro para el Bienestar de la Mujer, la pandemia de COVID-19 agravó la inseguridad alimentaria en las comunidades de color. También mencionó que las personas sin ciudadanía, particularmente los indocumentados, sufren más de inseguridad alimentaria debido a sus bajos niveles de ingresos.
En nuestra comunidad de WhatsApp, Documented también recibió mensajes pidiendo lugares de comida.
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Para Gerardo de 40 años, quien vive en Woodside, Queens, el uso de la despensa de alimentos había terminado en julio del 2021, cuando volvió a encontrar trabajo como albañil. Pero tuvo que volver cuando unos familiares llegaron a quedarse en su casa después de no encontrar empleo.
“Si yo tuviera el mismo salario que hacía antes de la pandemia, no necesitaría ir a las despensas”, dice Gerardo, explicando que le toma dos horas de espera para recoger los alimentos que le duran una semana.
Falta de recursos e incremento de precios de productos
Carlos Montañez, Gerente de Programa del Equipo de Respuesta Comunitaria en Henry Street Settlement, administra la despensa de alimentos LES Mobile Market financiada por el New York-Presbyterian Hospital. El programa entrega comida gratis a 200 familias en el Lower East Side. Según Montañez, la demanda ha superado la capacidad de 200 familias que el programa puede otorgar, por lo que tuvo que crear una lista de espera.
“Es difícil decir a los clientes que no hay espacio. Les digo que ellos pueden venir al final del día para ver si pueden encontrar una porción de comida restante”, indica Montañez.
El aumento repentino en los precios de los alimentos también ha exacerbado la presión que enfrentan las despensas. Fireman dijo que la reciente gripe aviar subió los precios de los huevos, un producto básico en las bolsas de alimentos que ellos dan.
“El tamaño total de nuestra bolsa se ha reducido a medida que aumentan los costos generales de los alimentos. Hace un año la bolsa era grande. Tenían más frutas y verduras. Eran como cinco manzanas en lugar de dos o tres”, asegura y recuerda que el precio de la leche les aumentó de $1 dólar a $1.60 por cada galón.
Astoria Food Pantry no es el único que ha lidiado con los aumentos de precios. Jeffrey Chen es gerente de programa de Grand Street Guild, que entrega bolsas de comida gratis con un valor de entre $ 80 a $ 100 a más de 300 hogares. Chen asegura que al comparar el costo de una caja de 15 docenas de huevos, este subió desde $27 a $87. Debido a esto, asegura que probablemente dejarán de dar huevos si el precio continúa.
Por su parte, Guadalupe encontró trabajo, pero las deudas de renta la mantienen teniendo que reducir sus costos para que así le alcance para pagar costos de necesidades como comida, luz, y gas.
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“Yo debo renta. Y trato de no usar mucha agua caliente. Es más, ahora lavo la ropa en mi casa para usar el dinero y comprar comida”, asegura.
En lugar de la iglesia que ella frecuentaba, Guadalupe intentó con Mixteca, una organización localizada en Sunset Park que ayuda a personas de México y Latinoamérica. El problema, según indica, es que le queda lejos y que el horario de distribución, los jueves de 3 a 6 de la tarde, le topa con su nuevo trabajo “Entonces seguimos buscando por nuevos lugares de comida”, dijo.
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