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Los químicos que afectan la salud reproductiva de trabajadoras en los salones de manicura

Cuando recuerda el dolor físico que atravesó la primera vez que perdió un embarazo, Pabitra Dash, 38, trabajadora de un salón de manicura, dice que el daño emocional y psicológico fueron mucho peores. 

“Después de perder un embarazo nadie viene a apoyarte y darte buenas energías,” dijo. 

La alegría que sintió la segunda vez que quedó embarazada fue aplastada rápidamente cuando empezó a sentir un dolor abdominal ya conocido. Ella sabia que iba a perderlo de nuevo.

El tercer embrazo de Dash estuvo lleno de ansiedad. Desde su mudanza con su marido de Nepal a Nueva York ellos querían formar una familia. La idea de perder un embarazo nuevamente era demasiado. Sus miedos se volvieron realidad cuando tuvo que, otra vez, salir corriendo al hospital por el dolor. 

Sufrió, en total, siete pérdidas a lo largo de ocho años. Coincidieron con sus años como técnica de manicura, trabajo al que renunció en 2018. Al principio no quería hablar sobre el tema con la gente de la comunidad nepalí. Las mujeres de la comunidad la evitaban por miedo a que su mala suerte se contagiara y las llevara a tener abortos espontáneos a ellas también. Pero Dash empezó a escuchar historias parecidas de sus compañeras en el salón. Y resultó ser que los químicos en el esmalte, pegamentos y otros elementos a los que las trabajadoras estaban expuestas en su día a día laboral podrían haber causado pérdidas y otros problemas de salud reproductiva, de acuerdo a activistas en el tema. 

“Empecé a hablar con otras amigas que tuvieron problemas parecidos,” dijo. “Algunas de ellas tampoco tenían hijos. Así me dí cuenta de que esto estaba relacionado con nuestro trabajo.”

La semana pasada, seis años después de que fuera anunciada, el estado de Nueva York implementó una regulación anticipada para la ventilación de los salones de manicura. Las nuevas regulaciones exigen que los dueños de estos negocios protejan a las trabajadoras y clientas instalando ventilación adecuada que filtre partículas tóxicas y gases. Los casi 7,000 comercios de este tipo a lo largo del estado van a tener que instalar ventilación mecánica o corren el riesgo de perder su licencia para operar. Las regulaciones llegan luego de que trabajadoras, activistas y un número creciente de expertos hicieran sonar las alarmas sobre los riesgos reproductivos para las mujeres que están expuestas a diario en los salones de manicura. 

“Todos estos químicos te deprimen,” dijo Dash, agregando que se quería llorar cada vez que regresaba a trabajar en el salon.

En 2016, luego de que las trabajadoras organizadas de los salones expusieran el abuso rampante en la industria, el estado implementó una serie de regulaciones que proveerían de ventilación para mitigar los efectos tóxicos de los químicos. Inicialmente les dieron a los dueños cinco años para adecuarse, y las regulaciones se deberían haber implementado a partir del 4 de octubre de 2021. Pero por algunas dificultades de la pandemia esos requerimientos fueron prorrogados por la Gobernadora Hochul, dándole a los negocios otro año para adecuarse. Mientras tanto muchas trabajadoras como Dash sufrieron daños en su salud reproductiva. 

Un reporte reciente del Comité de Seguridad Ocupacional y Salud de Nueva York (NYCOSH, por sus siglas en inglés) reveló que el 20% de las trabajadoras de manicura dijeron haber tenido problemas en su salud reproductiva, mientras que el 11% de las mujeres de Estados Unidos en edad reproductiva reportaron problemas similares. El estudio, que encuestó a 142 mujeres trabajadoras de la industria de manicura en Nueva York, también reveló que el 25% tuvieron problemas durante sus embarazos, mientras que en estudios generales el 8% reportó problemas gestacionales. De hecho, el estudio demostró que las trabajadoras del sector están expuestas tres veces más que el resto a tener hijos con problemas de nacimiento, respecto al resto de la población. 

“Por décadas, las trabajadoras hablaron de los problemas reproductivos por la exposición a químicos,” dijo Charlene Obernauer, Directora Ejecutiva del NYCOSH. “Los resultados de nuestra encuesta muestran lo que las trabajadoras dijeron muchas veces sobre su salud y bienestar; que las regulaciones en la ventilación son esenciales para disminuir su exposición y que ayudan a crear espacios más saludables para ellas y los clientes. No es solo un tema de las trabajadoras, es un tema de justicia en la salud reproductiva.”

Los químicos en el esmalte afecta la salud reproductiva

Aaron Lampugh, un científico del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales, de la Universidad de Colorado Boulder, estudió en profundidad los niveles de toxinas a las que están expuestas las trabajadoras de los salones de manicura, y encontró que los riesgos son significativos. 

“Hay muchos químicos en los salones, es como una sopa química,” dijo. “Encontramos niveles inusualmente altos de benzina, tolueno y otros químicos, todos asociados con productos para las manos.” 

Se demostró que químicos como la benzina, que se encuentra en los esmaltes, generan problemas en el nacimiento tras una exposición alta a ellos. El tolueno, que también se puede encontrar en el esmalte y las plasticolas, puede generar daño en los riñones y en el hígado, además de los daños en el nacimiento. La exposición en el largo plazo del Dibutyl phtalate, un ingrediente del esmalte, es conocido por provocar pérdidas de embarazo. A pesar de que la mayoría de los efectos tóxicos se asocien con exposición alta y sostenida, las trabajadoras de los salones suelen cumplir turnos largos en lugares pequeños y sin ventilación. 

“La exposición de estas trabajadoras tiene el potencial de provocar daños en su salud en el futuro,” dijo Lamplug. 

Como muchas de sus colegas, Dash no estaba al tanto de los riesgos a los que se exponía a diario. Tampoco advirtió que muchos de los esmaltes tenían advertencias impresas. Pero no tenía el nivel de inglés que tiene ahora, y eran muchas las compañeras de trabajo que no entendían lo que decían las botellas. Fue recién cuando conoció Adhikaar, un centro para la comunidad nepalí dirigido por mujeres, que entendió el peligro. 

“Ya estaba escrito en los envases que el esmalte te podía hacer daño durante el embarazo pero no lo sabíamos,” dijo Dash. “Luego lo leí y aprendí que el formaldehyde no es bueno para la salud reproductiva.” 

La Senadora Jessica Ramos, Jefa de la Comisión de Trabajo del Senado y sponsor de la Ley de Estándares Mínimos para Salones de Manicura está agradecida de que las regulaciones de ventilación hayan entrado en efecto, pero desearía que hubieran llegado antes.

“Para poder asegurar que el empleo y los pequeños negocios sobrevivieran a la pandemia, las trabajadoras hicieron un sacrificio en atrasar la implementación de estos estándares de ventilación,” dijo. “La elección de su supervivencia y su salud no es algo que se debería pedir a las trabajadoras que hicieran.” 

Desde que renunció a la industria, Dash pudo finalmente tener un hijo. Asumió un rol de liderazgo en Adhikaar, donde conoció a muchas otras mujeres que tuvieron pérdidas o dieron a luz a niños con defectos de nacimiento. Cuando recuerda lo que tuvo que pasar, siente mucho dolor. 

“Este es un país con derechos humanos, ¿así tratan a las mujeres que tienen pérdidas?,” dijo. “Es muy difícil y estas cosas me deprimen.”

A pesar de que antes no hablara de estas cosas por vergüenza, ahora siente que tiene que hacerlo para que otras mujeres no pasen por lo mismo. 

“No quiero profundizar aún más en esto, pero tengo que hacerlo, porque son cosas que pasaron en mi vida y no son aceptables.” 

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