Esta investigación sobre reunificación familiar entre México y Estados Unidos fue originalmente publicada en Conexión Migrante
Enrique atravesó el desierto de Arizona bajo un sol inclemente en 1996. Su único equipaje: los sueños de sus 21 años.
Pasó sed, tuvo miedo y fue estafado por el pollero que le había ofrecido el sueño americano. Pero alcanzó su destino y echó raíces en Estados Unidos, país en donde nacieron sus cuatro hijos.
El costo, no obstante, fue alto: no pudo despedirse de su padre y debió esperar 26 años antes de abrazar nuevamente a Georgina, su madre.
Como Enrique, decenas de miles de migrantes mexicanos indocumentados conservan lazos estrechos con sus familias en México. Reconfortan el alma con el envío de remesas y se conforman mirando envejecer a sus padres a través de la imagen que les devuelve una fotografía o una videollamada.
Por esa razón, el día que alguien les ofrece participar en un programa de reunificación familiar, no hay un ápice de duda.
Los programas tienen un componente exitoso: puedes lograr que las mamás y papás visiten Estados Unidos durante algunas semanas, sin importar el estatus migratorio del hijo o hija.
¿Cuánto vale abrazar nuevamente a tus padres?
Los organizadores de estos reencuentros, de origen público y privado, saben que la nostalgia es rentable.
Muchos grupos operan desde el respeto a las necesidades de las familias; otros, cobran hasta 10,000 dólares por reunificación y retienen los documentos de identidad de los padres para asegurar los pagos.
Conexión Migrante investigó durante tres años la evolución de 37 programas, que luego se transformaron por la pandemia y los retrasos en viajes y citas.
Actualmente, tenemos un registro de 57 programas que operan en Estados Unidos y México, pero voces de la comunidad aseguran que hay cientos, sin reglas, sin transparencia, pero sí lucrando con la nostalgia de volver a ver a tu mamá y a tú papá.
En los últimos años, el número de programas operados por gobiernos estatales pasó de 16 a siete, de los cuales cuatro están armando nuevos grupos y los tres restantes sólo tienen listas de espera.
Zacatecas fue el primer estado que tuvo un programa de reunificación. Iniciaron los preparativos en 2011 y en 2012 hicieron el primer viaje 28 mamás y papás para ver a sus hijos en Estados Unidos.
En entrevista, Rigoberto Castañeda, ex titular de la Secretaría del Migrante Zacatecano, cuenta cómo Sergio Meza, un integrante de la Federación de Clubes Zacatecanos de Illinois, les pidió ayuda para llevar a su mamá a visitarlo a Estados Unidos. Iniciaron los trámites, pero la señora falleció antes de terminar el proceso.
En la siguiente visita del gobernador Miguel Alonso, Sergio Meza le dijo que muchos otros adultos mayores estaban en la misma situación, y entonces se decidió armar el programa, en coordinación con la Federación, el mismo Sergio Meza y Lizbeth Márquez, representante del Gobierno de Zacatecas en Chicago.
Así nació Corazón de Plata. “Lo llamamos así porque, para este primer viaje, mandamos a hacer unas medallas de plata de un corazón dividido en dos, y una parte era para el integrante del club, la familia, y la otra para sus viejos”. relata Castañeda.
Que actualmente los gobiernos estatales no participen activamente en estos programas ha provocado que proliferen los grupos y organizaciones poco transparentes que abusan y defraudan a los migrantes.
Desinterés gubernamental y opacidad
La reunificación familiar debe ser un acto humanista y de dignidad, dice Marco Antonio Castillo, codirector del Programa México-Estados Unidos de Global Exchange.
Pero la teoría no empata con la práctica en un México que solo mira a sus migrantes como una mina de oro.
Un botón de muestra: se estima que para el cierre de 2023 los ingresos por remesas sumarán 67 mil 900 millones de dólares, un dato históricamente alto por noveno año consecutivo.
Los mexicanos en el exterior aportan más divisas a México que el petróleo o el turismo, y sostienen a millones de familias.
Paradójicamente, son uno de los grupos más olvidados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Una indiferencia que es tierra fértil para la opacidad y los abusos en torno a la reunificación familiar.
“El presente gobierno, como ninguno otro, ha eliminado los fondos para los programas que apoyan a los migrantes”, coincide Roberto Bravo, director de la Federación CBO Comunitarias en California.
Al no existir soporte gubernamental, la reunificación familiar de las organizaciones privadas toman el relevo “porque los migrantes siempre tendrán la necesidad de traer a sus padres (de visita a EEUU)”, añade Bravo.
Numerosos activistas han pedido apoyo a los gobiernos estatales para crear programas de carácter público que absorban una parte de los gastos de logística y sean regulados. Pero no han tenido éxito.
En Chiapas, por ejemplo, el programa Avanza jamás recibió el respaldo estatal que solicitó, y en Querétaro, Palomas Queretanas tuvo el “sí” del gobernador panista Francisco Domínguez Servién en 2018, pero la gestión de este último concluyó sin que el proceso se concretara.
Hay también programas estatales que nacieron, pero desvirtuaron sus objetivos.
Juvencio Rocha Peralta, fundador y presidente de la Asociación de Mexicanos en Carolina del Norte (Amexcan), recibió el respaldo del gobierno de Veracruz, pero con el paso del tiempo el programa perdió transparencia y la Amexcan decidió dejar de colaborar con él.
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Lucrar con la añoranza de la reunificación familiar
“La reunificación familiar es un derecho reconocido por los Acuerdos Internacionales de Derechos Humanos. Por ello, realizar estos procesos bajo un esquema lucrativo desvirtúa su sentido original, y no acompañarlos con un trabajo comunitario aumenta el riesgo de fraudes”, advierte el activista Marco Antonio Castillo.
Para Avelino Meza, secretario general de la organización Fuerza Migrante, con sede en Nueva York, “la migración es generadora de soledad y de frustración por haber dejado atrás a la familia. La reunificación familiar es pues una gran oportunidad de reencontrarse con ese núcleo”.
Meza afirma que, en el presente,“se ha prostituido esta oportunidad de las familias de reencontrarse, abusando de que los hijos están dispuestos a pagar fuertes cantidades para ver a sus padres. Hay grupos que secuestran los documentos de identidad de los padres para asegurarse de que cobrarán lo que quieren”.
“Se ha creado una mafia en la que hay grupos que cobran a los hijos migrantes entre 5,000 y 10,000 dólares por llevar a sus padres, cuando son procesos que tendrían que ser gratuitos o deberían ser muy baratos”, coincide Sergio Infanzón, migrante y activista basado en Los Ángeles.
Añade que muchos padres incluso venden terrenos y ganado en sus pueblos de origen en México para poder visitar a sus hijos, para luego ser estafados.
Los líderes y activistas migrantes reconocen que preparar este tipo de viajes supone tiempo, trabajo y logística, y esto tiene un costo, pero consideran que el valor de algunos programas es excesivo.
“Si se tiene un grupo de 40 personas y cobran 5,000 dólares por cada una de ellas, son 200,000 dólares lo que obtienen. No deben ser programas lucrativos porque su origen está en las federaciones creadas para ayudar a los migrantes”, dice Sergio Infanzón.
Uno de los casos más controvertidos en materia de reunificaciones es el encabezado por Nueva Visión Latinoamérica, que inició como una organización migrante, pero luego salió del registro de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y ahora se asume como una empresa registrada ante el gobierno de Estados Unidos.
Hasta octubre de 2023 cobraba 160 dólares exclusivamente por inscribir a los padres interesados en viajar a Estados Unidos y pedía 450 dólares para la gestión de la visa.
Las quejas son numerosas, lo que no ha impedido a la empresa seguir operando y extienda su oferta de reunificación familiar a migrantes de Centroamérica.
Existen además otros programas en donde la falta de transparencia se hizo presente, como Corazón Todito, operado bajo el gobierno de Juan Manuel Carrera en San Luis Potosí, que no daba información clara a las familias sobre los costos en los que incurrirán.
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Cuánto cuesta la reunificación familiar
De acuerdo con la investigación del equipo de Conexión Migrante, los costos de una reunificación familiar privada dependen del estado de origen en México y del destino en Estados Unidos, pero un presupuesto promedio varía entre 2,000 y 2,500 dólares, más el costo del boleto de avión.
Dos integrantes del equipo de Conexión Migrante realizaron ya reunificación familiar, como parte del staff de dos organizaciones, lo que permitió verificar procesos, costos y desafíos de transportar a adultos mayores.
Desde una perspectiva externa, uno se preguntaría ¿por qué pagar 2 mil dólares por el proceso? Sin embargo, la responsabilidad y el desafío que conlleva viajar, mover, ayudar y cuidar a adultos mayores es más de lo que cualquiera imagina.
A diferencia de cualquier persona que debe esperar por su cita y acudir en dos ocasiones a la Embajada o los consulados de Estados Unidos en México, la primera para la toma de huellas y la segunda para la entrevista consular, los papás inscritos en un programa de reunificación familiar tienen dos beneficios directos: el acceso a la ventanilla para adultos mayores y un calendario especial en el que tendrán que esperar menos por una cita.
Durante los últimos siete años, Conexión Migrante ha sido testigo de múltiples casos en los que la embajada y los consulados de Estados Unidos en México rechazan las peticiones de visa de las personas por una mala asesoría.
No es raro que las personas mientan sobre tener familia indocumentada en Estados Unidos, lo cual es motivo de rechazo automático a su petición de visa.
Si bien la última palabra sobre aprobar o no la visa depende de las autoridades consulares, participar en uno de estos programas sí beneficia a los adultos mayores.
Entonces, el pago cubre el costo de la visa, el llenado de la forma DS-160, el hotel, la transportación a la embajada o consulado de Estados Unidos en México y los servicios de personas que cuidan a los papás.
Los equipos verifican que traigan todos los documentos que necesitan en las citas y el viaje, les proveen de ayuda para subir a los aviones y transportes, y en muchos casos les organizan una fiesta de bienvenida en Estados Unidos con sus hijos.
Lorena Cortés, presidenta del Club Morelenses en Texas-“Tepalcingo Unido” y migrante radicada en Texas, afirma que incluso es posible que este costo sea inferior.
Si bien antes de la pandemia, Lorena había establecido que el costo promedio para llevar a los padres es de 1,300 dólares, este total aumentó al término de la crisis sanitaria.
El costo del pasaporte mexicano, la visa americana y los alimentos incrementan el precio de llevar a los papás a Estados Unidos.
No obstante, Lorena Cortés aclara que estos incrementos sólo elevan el costo general de la reunificación en un aproximado de 85 dólares; es decir, alrededor del 6.5%.
Precisa que con este monto se pagan transportes, las comidas necesarias durante el trayecto, la casaca, el seguro médico y el evento de bienvenida. En el caso de su organización, hay un acompañante por cada 15 personas mayores, en promedio, y es alguien que conoce de primeros auxilios, pero no es un médico.
Los programas estatales, que financian frecuentemente algunos costos de traslado, suelen ubicarse alrededor de los 1,500 dólares.
Y las reunificaciones autónomas también son posibles, pero poco comunes. Los padres deben acercarse a un consulado de los Estados Unidos en México para tramitar su visa, pero muchos temen ser rechazados, razón por la que buscan organizaciones con experiencia que los ayuden. En los casos aislados en las que se realizan de forma independiente, el costo del proceso puede reducirse a 900 o 1,000 dólares.
A Georgina no le alcanzan las palabras para describir lo que vivió al reencontrarse con su hijo Enrique. “Fue una emoción indescriptible. Primero lo vi de lejos, tan cambiado, ya era todo un señorón… cuando lo abracé, me quedé muda. Era algo incontrolable, quería besarlo, quería pellizcarlo, era mi hijo, y al fin estaba ahí de nuevo”, recuerda.
Y hay reencuentros que van más allá, y que son más que ese necesario bálsamo para la añoranza. La activista Lorena Cortés vivió uno de ellos en 2022, cuando ayudó a viajar a Minnesota a una madre a la que le habían negado la visa para Estados Unidos solo unos meses antes.
Para ella era vital llegar a Estados Unidos, su hijo se hallaba solo, enfermo y en fase terminal.
“Algunas reunificaciones son aún más especiales y son casos que deben abordarse de forma diferente. En esta ocasión buscamos a un congresista para que nos ayudara dándonos una carta, y tuvimos que realizar otras gestiones. Pero logramos la visa que le habían negado antes. Esta madre viajó a Estados Unidos para ver a su hijo, quien falleció en sus brazos media hora después de su llegada. Por ello, reunir a los padres con sus hijos migrantes, siempre y en cada uno de los casos, valdrá la pena”, puntualiza.
¿Y tú, cuánto estarías dispuesto a pagar para ver de nuevo a tus papás?
Edición:
Patricia Mercado y Andrea Ornelas
Reporteros:
Abel Domínguez, Jose Antonio Garcia, Valeria Acevedo
纽约州“能源补助”申请指南
Verificación de clubes
Selene Tapia, Francisco Arellano, Astrid Vázquez y Saraí García
Fotos:
Griselda San Martín y fotos de los propios clubes
Videos:
Francisco Arellano
Diseño Digital:
Jhasua Razo